sábado, 29 de noviembre de 2008

Locura de un oficinista.

Son las 6.59 de la mañana, la hora del fracaso, la hora en la que se reconoce el fracaso, si el sentimiento de esa hora perdurara no valdría la pena vivir, pero se esfuma en el día esa hora maldita y sobreviene la amnesia que permite continuar.
A la oficina de nuevo.
La oficina donde se encuentran todas las oficinas del mundo es el infierno de Dante, ahí en ese lugar están de la primera a la última oficina de este planeta, y el ruido de calculadoras y teléfonos y computadoras es insoportable.
Hay máquinas de hacer café, pero café de oficina (que como todos saben tiene poco de café) y hay secretarias/ríos y botones y chupamedias y conmutadores y asensores con asensoristas, sin asensoristas y lapiceros y biromes y máquinas de escribir mecánicas y eléctricas, que proveen uniformidad a las letras y las matan, las deshumanizan, las imprimen en hojas también muertas que nacieron para esa especifica función, ser escritas por esa maquinaria del demonio.
Mi venganza es pegar letras recortadas de diarios en hojas a4 y Legal y dejarlas abandonadas en ese infierno.
Cuando las encuentran reconocen la obra como terrorismo y buscan en vano a su autor, no por lo que dicen las palabras allí escritas, sino por el hecho mísmo de violar el fin, piensan y saben que así comienza la destrucción del sistema.
He aprendido que este infierno no puede con mi espíritu. El resiste,organizó la resistencia y es comandante en esta guerra de guerrillas.
Ataca cuando conviene y se oculta de un poder muy superior.
Entendió mi espíritu ese tema del sentido de la oportunidad, del gerente y de los cargos, del agobio y del acecho, y se vistió de guerrero, se armó contra esta tiranía.
Ejerce plenamente su derecho a la resistencia por eso mi espíritu es alegre y mis ojos demuestran tristeza y mi rostro infelicidad; son la pantalla, el camuflaje para combatir.
Los datos, eso es lo que más le importa a estos dementes, datos, datos, datos.
Nadie sabe donde van a parar esos datos y los que dicen que lo saben mienten.
Uno se los pasa a otro y otro a otro y así sucesivamente y nadie sabe nada. Se cargan datos en la computadora y no se sabe para que; a nadie le interesa para que.
Estadísticas, números, letras ¿para qué? "A mi me lo piden" me dijo una vez un jefe que tenía un jefe que a su vez tenía un jefe que se los pidió, y nadie sabia para que eran esos datos, ni para quienes, ni que representaban ¿Qué quiere decir?

1 ftp 2480002 // desasdsd 187546
4 dac 3352654// sfcsfdfydí 254685

Nadie lo sabe y no les importa.
"Sin eso no hay comida" Me lo dijo una compañera que se estaba secando viva en una silla de oficina ( de las que dan vueltas).

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